BLOG DE RAÍZ SEFARDÍ

TRES TIPOS DE PERFECCION MENTAL



HAY TRES TIPOS DE PERFECCION MENTAL



1 Pues así está escrito que hay tres tipos de perfección:

  • 1) la perfección mental adquirida por el entrenamiento, 
  • 2) la perfección de la constitución natural de la facultad imaginativa del ser humano y,
  • 3) la perfección moral producida por la supresión de todo pensamiento de placeres corporales y de todo tipo de ambición tonta o mala.


Estas cualidades son, como es bien sabido, poseídas por los sabios en diferentes grados, y los grados de facultad profética varían de acuerdo con esta diferencia.

Las facultades del cuerpo son, como lo saben, unas veces débiles, fatigadas y corrompidas, otras veces en un estado saludable.

La imaginación es ciertamente una de las facultades del cuerpo. Usted encuentra, por lo tanto, que los profetas se ven privados de la facultad de profetizar cuando se lamentan, o cuando están enojados o afectados de manera similar.

Nuestros Sabios dicen: La inspiración no le llega a un profeta cuando éste está triste o lánguido. Esta es la razón por la cual Jacob no recibió ninguna revelación durante el período de su luto, cuando su imaginación estaba ocupada con la pérdida de José. Lo mismo sucedió con Moisés, cuando estaba en un estado de depresión por la multitud de sus problemas, que duraron desde las murmuraciones de los israelitas a causa del mal informe de los espías, hasta la muerte de los guerreros de esa generación. .

Moisés no recibió ningún mensaje de Dios, como solía hacerlo, aunque no recibió la inspiración profética por medio de la facultad imaginativa, sino directamente a través del intelecto. Lo hemos mencionado varias veces que Moisés, como otros profetas, no habló en símiles. Esto se explicará más adelante (cap. xlv.), pero no es el tema del presente capítulo.

También hubo personas que profetizaban por un tiempo y luego lo dejaron de hacer por completo; es de saber que algo ocurrió que hizo que esas personas dejaran de profetizar.

La misma circunstancia ocurrió con el predominio de la tristeza y del embotamiento, eso fue sin duda la causa directa de la interrupción de la profecía durante el destierro:

Uno se debe preguntar, ¿acaso podría haber mayor desgracia para el hombre que ésta: el de ser esclavo, comprado por dinero al servicio de ignorantes y voluptuosos? Maestros, e impotentes contra ellos, ya que unen en sí mismos la ausencia de conocimiento verdadero y la fuerza de todos los deseos animales?

Ese mal estado nos ha sido profetizado en las palabras: “Correrán de aquí para allá buscando la palabra de Dios, y no la hallarán” (Amós 8:12); “Su rey y sus príncipes están entre las naciones, la ley ya no existe, sus profetas tampoco hallaron visión del Eterno ” (Lamentaciones 2:9). Este es un hecho real, y la causa es evidente; los requisitos previos [de la profecía] se han perdido. En el período mesiánico, ¡qué pronto comience! La profecía volverá a estar entre nosotros, como ha sido prometido por Dios.

2 Es necesario considerar la naturaleza de la influencia divina, que nos permite pensar y nos da los diversos grados de inteligencia. Pues esta influencia puede llegar a una persona sólo en pequeña medida, y exactamente en la misma proporción sería entonces su condición intelectual, mientras que puede llegar a otra persona en tal medida que, además de su propia perfección, puede ser el medio de perfección para los demás. La misma relación puede observarse en todo el Universo.

Hay seres tan perfectos que pueden gobernar a otros seres, pero también hay seres que sólo son perfectos en la medida en que pueden gobernarse a sí mismos y no pueden influir en otros seres.

3 En algunos casos la influencia del Intelecto Activo llega sólo a la facultad lógica y no a la imaginativa; ya sea por la insuficiencia de esa influencia, o por un defecto en la constitución de la facultad imaginativa, y la consiguiente incapacidad de esta última para recibir esa influencia: esta es la condición de los sabios o filósofos.

Sin embargo, si la facultad imaginativa está naturalmente en las condiciones más perfectas, esta influencia puede, como hemos explicado nosotros y otros filósofos, llegar tanto a su facultad lógica como a su imaginativa: este es el caso de los profetas.

Pero sucede a veces que la influencia sólo llega a la facultad imaginativa a causa de la insuficiencia de la facultad lógica, ya sea por un defecto natural o por un descuido en el entrenamiento. Este es el caso de los estadistas, legisladores, adivinos, encantadores y hombres que tienen verdaderos sueños, o hacen cosas maravillosas por medios extraños y artes secretas, aunque no sean hombres sabios; todos estos pertenecen al tercer tipo.



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