BLOG DE RAÍZ SEFARDÍ

LA TORÁ, LA TENTACIÓN, LA PROMISCUIDAD Y EL CONTROL DE SI

LA TORÁ ES EL REMEDIO PARA LA TENTACIÓN


El niño comienza desde su temprana edad a interesarse por su naturaleza y su genero. Antes todo por curiosidad y a veces por imitación; se comienza a interesarse por la naturaleza humana de su padre y de su madre, y comienza a compararse a sus padres y sus hermanos según el caso o sus amiguitos. Y en la sociedad mixta se comienza a averiguar sobre el otro género.

Dice el rey Salomón: “Oh, Ojalá fueras tú como mi hermano: que vinieras a consolarme como lo hizo José con sus hermanos, como se dice de él en Génesis 50:21: “y él los consoló”.

En las normas morales de la Torá enseñada por los sabios de Israel, nos exhortan a tener mucho cuidado para no caer en la promiscuidad sexual, y evitar el despertar amoroso a una edad demasiado temprana. Como lo exhorta el más grande de los sabios Shlomo Ha’Melej (el Rey Salomón) en sus palabras a las doncellas de Jerusalén: 

“Yo les conjuro, oh hijas de Jerusalén; ¿Para qué despertar y excitar el amor antes de que sea el tiempo deseable?

La promiscuidad es algo que la Torá condena y hasta su olor para los sabios es asociado con algo fétido y repugnante, mientras que la pureza sexual en el orden, tiempo y santidad se manifiesta como algo que proyecta un buen olor suave y agradable.

Por lo que el Sabio les dice a los jóvenes que se acuerden de las enseñanzas de su Creador en los días de su tierna edad: 

“Y acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes de que vengan los días malos, y lleguen los años, de los cuales dirás: No tengo deseo en ellos (Kohelet 12).”

Los varones (los hombres) fueron creados con un apetito muy agudo con el amor que despierta en ellos el género opuesto, y después de que se despierta ese apetito, si no se cultiva el control de sí mismo constantemente por medio del dominio propio, le será casi imposible atender a los deseos de su Creador. Y para poner a pruebas la lealtad y la obediencia a su Creador. Un ángel fue asignado para tentar a los seres humanos a ver si van caminar en los senderos (la Torá) del Creador o no. Y esa tentación se presenta en todas las áreas de la vida de los seres humanos; en la sexualidad, las adquisiciones, la codicia, la alimentación, etc. 

Tal y como está escrito: 

"Y debes recordar todo el camino por el que el Eterno tu Dios te condujo estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, para saber si guardarías Sus Mitzvot o no (Deut 8:2)."
Y el Eterno te afligió, y El te hizo pasar hambre, y luego te sustentó con maná, (alimento del cielo), una cosa que tú no conocías, ni tampoco habían conocido tus padres; todo eso para hacerte saber que el ser humano no vive sólo de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Eterno tiene que vivir el hombre.

En otras palabras el ser humano no debe concentrarse a vivir o sobrevivir solamente con las cosas físicas, como la comida, las relaciones sexuales, y todo lo que le hace sentir vivo o que le da placer. Aunque tiene la obligación de cumplir el deber de alimentar su cuerpo y proveerle con todas sus necesidades incluyendo los placeres de la intimidad sexual. Pero debe de hacerlo solamente según las enseñanzas de la Torá de su Creador y con las personas y herramientas santas que nos han entregado.


EL DOMINIO PROPIO DE RABI AKIVA - UN CONTROL DE SI INCOMPARABLE


Dos historias sobre el rabino Akiva y sus alumnos y su tremendo dominio propio frente a la tentación y a sus experiencias sexuales; y sobre los malos olores como signo de promiscuidad sexual. 


LAS DOS MUJERES RAMERAS DE ROMA

Rabí Akiva viaja a Roma en calidad de visita oficial como representante del pueblo Judío. Se trataba de un viaje por asuntos políticos oficiales ; y es por eso que el gobernador decidió ofrecerle el mismo trato que se les da a los oficiales de las provincias, para seducirlo. Pero Rabí Akiva no se deja seducir por las acostumbradas rameras que les enviaban a los oficiales, él las evitó y se mantuvo a distancia de ellas toda la noche.

En la historia de Avot de-Rabí Natán encontramos esta sorprendente narrativa que explica el extraño comportamiento de Rabí Akiva según la percibió el gobernador de Roma:

Cuando Rabí Akiva fue a Roma, le fue informado al gobernador romano de su llegada, y él le envió dos mujeres muy hermosas. Éstas se habían bañado, ungido y decorado con atavíos de novias y al llegar a donde estaba Rabí Akiva, ellas lo abordaron toda la noche. Una de ellas le decía: ven a mí, y la otra: No, mejor ven a mí; pero el se sentó entre ellas y les escupió y no se les acercó a ninguna de ellas. Por la mañana, ellas volvieron al gobernador y le dijeron: Preferimos morir en vez de ser entregadas a ese hombre. El gobernador envió a llamar a Rabí Akiva. Él lo interrogó sobre el asunto: ¿Y por qué no hiciste con ellas como hacen todos los hombres con estas mujeres? ¿A caso no son suficientemente hermosas? ¿O será que no son humanas como tú? ¿No las creó Aquel que te creó a ti?

El Rabino Akiva le dijo: ¿Qué puedo hacer? Es que su olor me llega como la de carne de carroña, comida no apta a la alimentación.

La tentación es algo que tenemos que vencer, pero no todos tenemos la fuerza de Rabí Akiva. Rabí Akiva fue uno de los sabios Tanaím que vivió a finales del siglo I y principios del siglo II y perteneció a la tercera generación de los sabios Tanaím. Uno de sus alumnos más sobresaliente es Rabí Shimón Bar Yojai, el autor del Zohar,

El fue uno de los Sabios más importante del pueblo Judío hasta tal punto que Moisés le preguntó a Dios, de porqué no había entregado la Torá a Israel por medio de ese hombre, el siguiente diálogo nos llega de la conversación entre Dios y Moisés sobre el Rabí Akiva:

Muéstrame la interpretación de la Torá de este hombre – pidió Moisés. El Eterno llevó a Moisés al futuro y lo puso en una de las clases de Torá del Rabí Akiva. Primero Moisés ve la grandeza de Rabí Akiva y la de sus discípulos. Luego ve cómo Rabí Akiva exclama “Shemá Israel” mientras los romanos lo despellejan vivo con cepillos de hierro.

Ahí fue donde Moisés cuestionó del por que la Torá fue entregada por medio de él, y no por medio de ese gran hombre.

R. Yehudá explicó esta historia así en nombre de Rav, diciendo así: Cuando Moisés ascendió a lo alto, él encontró al Santo Dios, colocando coronas en cada una de las letras de la Torá. Moisés le preguntó: "Señor del universo, ¿por qué usar coronas para insinuar lo que deseas? ¿Quién puede obstaculizar Tu mano de escribir en su totalidad todos los preceptos de la Torá? Dios respondió: "Al final de muchas generaciones surgirá un hombre, llamado Akiva ben Yosef, quien inferirá montones y montones de leyes de cada título en estas coronas. "Señor del universo", dijo Moisés, "permíteme verlo". Dios respondió: "Date la vuelta". Moisés fue y se sentó detrás de ocho filas de los discípulos de Rabí Akiva y escuchó sus discursos sobre la Torá. Al no poder entender ni seguir lo que decían, estaba tan angustiado que se desmayó. Pero cuando llegaron a cierto tema y los discípulos le preguntaron a Rabí Akiva: "Maestro, ¿dónde aprendiste esto?", y Rabí Akiva respondió: "Es una ley de la Torá dada a Moisés en el Monte Sinaí", Moisés se tranquilizó. Regresó al Santo Dios y le dijo: "Señor del Universo". En otras palabras, tienes un hombre así, ¿pero no entregaste la Torá por su mano, sino por la mía?" Dios respondió: "Cállate, así me ha surgido a la mente". Entonces Moisés dijo: "Señor del universo, Me has mostrado su Torá, ahora muéstrame su recompensa." "Date la vuelta", dijo Dios. Moisés se dio la vuelta y vio que la carne de R. Akiva se pesaba en un mercado de carne". "Señor del universo", gritó Moisés en protesta, "¿tal Torá, y tal su recompensa?" Cállate, pues así me surgió a la mente" 141. Rabí Akiva fue pastor por cuarenta años; estudió Torá por cuarenta años; y guió a Israel cuarenta años. Dicen los sabios que los padres de este mundo son el Rabí Akiva y el Rabino Ishmael.

Hasta Adán se regocijó cuando le mostraron la generación de Rabí Akiva. Explica Resh Lakish: 

¿Qué quiere decir la Torá en Génesis 5:1 cuando dice: "Este es el libro de las generaciones de Adán? 

Quiere decir que el Santo Dios le mostró todas las generaciones y todos sus sabios a Adán, y éste se regocijó mucho al ver a Rabí Akiva y al oír su Torá, pero Adán se afligió y protestó al ver la muerte atroz de Rabí Akiva, y recitó lo siguiente en el Salmo 139:17 "¡Cuán preciosos son para mí todos tus amigos, oh Dios! ¡Cuán grandes son todos para mí!".


HAY QUE EVITAR EL ORGULLO

Aunque seas muy fuerte y tengas el mejor control de sí, en su dominio propio. Hay que tener mucho cuidado para no menospreciar a aquellos que son más débiles y que caen fácilmente en las tentaciones que les tiende el Yetzer Ha'Ra.

En la mayoría de los casos de seducciones sexuales, la mujer es usada como arma seductora para tentar al hombre. Aunque tanto los hombres al igual que las mujeres poseen un Yetzer Ha’Ra (el instinto al mal) que coopera con el ángel encargado de tentar a los seres humanos; los hombres son los que tienen que luchar más contra él, es decir, el autocontrol es un componente de la "identidad masculina". El Yetzer en sí mismo se asocia más estrechamente con las mujeres porque a menudo se caracteriza en términos femeninos o incluso es instigado por las mujeres.

Y según lo han demostrado algunos sabios, la sexualidad femenina a veces se presenta como muy peligrosa y amenazante para el hombre, Dios no lo quiera, uno hasta puede llegar a perder su participación en el mundo venidero a causa de ella. Son muchos los hombres que caen bajo las trampas que les tiende el ángel tentador; por lo que hay que entender que lo sucedido en la historia de las dos rameras romanas no es solo una impresión formada por la imagen y comportamiento de las mujeres seductoras que "abordaron" a Rabí Akiva toda la noche. Rabí Akiva no caía fácilmente en las trampas con las mujeres; pero según la próxima historia, parece ser un mérito que éste había obtenido por medio de su intenso estudio de la Torá.

LA SEGUNDA HISTORIA TENTACIÓN DEL RABÍ AKIVA


Existe otra historia traída en el Tratado de Kidushín 81a habla del ángel seductor (el Satán) que se disfrazó de mujer y trató de seducir a Rabí Akiva y al Rabino Meir, porque ambos solían rediculizar a los hombres pecadores que caían fácilmente en el pecado sexual, en respuesta a la fuerte atracción que ejercía sobre ellos, al no poder resistir uno de ello trepó a un árbol tratando de alcanzarla y Rabino Meir trató cruzar el río con la fuerza de un Guibor para llegar a la mujer que estaba del otro lado. 

La Guemará lo relata así: 

"El rabino Meir ridiculizaba a los transgresores, porque caían muy fácil a la trampa. El solía decir que era fácil evitar la tentación femenina. Sin embargo, un día, el Satanás se le apareció como una mujer parada al otro lado del río. Como no había ferry para cruzar el río, él se agarró de un puente de cuerda tratando de cruzar el río. Pero cuando llegó a la mitad del puente de cuerda, el Yetzer Ha'Ra, la inclinación al mal lo abandonó y le dijo: Si no hubiera sido por el hecho de que proclaman sobre ti en el cielo: Ten cuidado con el rabino Meir y por su Torá, yo hubiera reducido tu sangre a un par de monedas Ma'a, es decir, algo completamente sin valor, ya que habrías caído completamente de tu nivel espiritual.

La Guemará explica también:

De la misma manera el Rabí Akiva también ridiculizaba a los transgresores sexuales. Pero un día, el Satanás se le apareció en forma de una mujer muy guapa en la cima de una palmera. En este caso el Rabí Akiva agarró la palmera y comenzó a trepar. Pero cuando estaba a la mitad de la palmera, el Yetzer Ha'Ra, la inclinación al mal lo abandonó y le dijo: Si no fuera por lo que se está proclamando sobre ti en el cielo: "Ten cuidado con el Rabí Akiva y su Torá, yo hubiera reducido el valor de tu sangre a dos centavos.

En este caso, similar a nuestra historia con las dos rameras romanas, se retrata a Rabí Akiva con una estricta moral sexual, y ridiculizando a los débiles; sin embargo, respondió como lo quería el tentador, bajo las pruebas a las que había sido sometido de manera decisiva e incluso de manera radical. Según la historia, Rabí Akiva fue sometido a esta prueba irresistible después de que hiciera una broma riéndose de los transgresores que eran incapaces de resistir a la tentación, a lo que el Satanás respondió que él era capaz de enviarle a Rabí Akiva tentaciones aún mayores que probablemente no podría resistir. .

La declaración del Satanás transmite el mensaje de que la intensidad de la tentación cambia según las circunstancias y que también depende del carácter de cada uno y que no todos los seres humanos son iguales en este asunto. El Rabí Akiva es retratado como un modelo a seguir y una persona moral digna de apreciación ilimitada. Pero el reclamo del ángel tentador, sin embargo, pone un límite a esta supremacía. Por lo tanto, nuestra fuente no está interesada en retratar una figura desprovista de debilidades humanas. De hecho, no sabemos nada de las mujeres enviadas por el gobernador a Rabí Akiva, aparte de su belleza natural que fue realzada aún más por el tratamiento con cosméticos que recibieron en preparación para la seducción. La misión está planeada en detalle, de modo que la presa supuestamente tenía solo una pequeña posibilidad de escapar de la trampa que le tendieron. El planificador de la trampa no se conforma con una sola mujer y utiliza un método de seducción activo y atractivo. Objetivamente, los aromáticos de las mujeres seductoras eran embriagadores y provocativos.

Su adorno como "novias" enfatiza que usaron los mejores cosméticos disponibles, los que se usaban en la antigüedad en preparación para la noche de bodas. La moraleja de la historia es que un "olor agradable" tiene un significado subjetivo que se ve afectado por la moralidad de uno. Debido a la devoción religiosa y la estricta moral sexual de Rabí Akiva, no se comporta como se espera de una persona con impulsos regulares. Percibe el olor del perfume prohibido como olor a carroña y carne Trefá no Kasher. La carne que está prohibida por la ley judía no es necesariamente diferente de la carne que está permitida con respecto a sus cualidades físicas (o su olor, a menos que esté en estado de podredumbre). La diferencia entre ellos es la prohibición de la Torá, y esto también lo es la actitud hacia el perfume y hacia el olor de la prostitución.

Me cuenta un conocido que el conoce a alguien que solía creerse muy fuerte y capaz de resistir a las tentaciones femeninas; aunque esa persona no se burlaba de nadie, el vivió con esa certeza por muchos años, hasta que repente todo comenzó a cambiar. Primero le llegó una fuerte atracción por una vecina; y cuando trató de cortejarla, ella llamó la policía para que el la dejara tranquila.

El después se mudó de barrio y después se fue a otra ciudad, y lo mismo le sucedió con varias otras mujeres; aunque solo fue la primera, la única en reaccionar de manera tan radical, ninguna de las mujeres con las que el era tentado sentía nada por el, era algo sobrenatural que solo él sentía. 

Hay que tener mucho cuidado, no hay que actuar con arrogancia ni orgullo, si uno obtiene las fuerzas para escapar de las tentaciones. Aunque sabemos con certeza que el estudio de la Torá es la única protección verdaderamente eficaz contra la tentación y el tentador, al igual que lo vimos en las dos historias de Rabí Akiva y el Rabino Meir, fue solamente sus estudios de la Torá que los había salvado de las manos del ángel tentador, tal y como lo leemos en el Tratado de Kidushín 30b:

Así también el Santo Dios, Bendito Sea Él, le dijo a Israel: Hijos míos, yo creé una inclinación al mal (el Yetzer Ha'Ra), que es la herida, y creé la Torá como su antídoto. Si te dedicas al estudio de la Torá, no serás entregado en manos de la inclinación al mal, como está dicho: “Si haces el bien, ¿A caso no será levantado? (Génesis 4:7). Quien se dedica al estudio de la Torá se eleva por encima de la inclinación al mal.

Y si no te dedicas al estudio de la Torá, serás entregado a su poder, como está dicho: “El pecado se agazapa a la puerta” (Génesis 4:7). Además, todas las deliberaciones de la inclinación al mal serán sobre ti, como está dicho en el mismo verso: “Y para ti es su deseo”. Y si lo deseas, gobernarás sobre él, como se afirma en la conclusión del verso: “Pero tú puedes gobernar sobre él” (Kidushín 30b).




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