BLOG DE RAÍZ SEFARDÍ

La Mujer y el Santuario






LA MUJER Y EL SANTUARIO

CUÁL ES EL PROPÓSITO DE LA CREACIÓN?



El propósito de la creación es que la presencia de Dios mejor conocida como la Shejiná en hebreo, debe ser revelada en este mundo. La primera expresión de la Shejiná  (la Divina presencia del Eterno) fue en el Gan Edén (el Jardín del Edén), como se nos dice al principio de la Torá. Adán y Eva habitaban en el jardín, y junto con ellos estaba la Shejiná (la Divina Presencia). Sin embargo, el mundo aún no estaba listo para eso.

Como lo sabemos, Adán y Eva pecaron comiendo del Árbol del Conocimiento y, en consecuencia, la presencia de Dios se ocultó. Otros pecados en las siguientes generaciones, como Caín matando a Abel, hicieron que la Divina Presencia se ocultara aún más. Sin embargo, con Abraham comenzó el proceso de traer la Presencia Divina de regreso al mundo. Esto fue continuado por Isaac, Jacob y las siguientes generaciones.
LA SHEJINÁ EN LA SÉPTIMA GENERACIÓN
En la séptima generación después de Abraham vino Moisés. Los Sabios nos dicen que el "séptimo" tiene una probabilidad particular de éxito. Esto es confirmado por los logros de Moisés. Siguiendo las instrucciones de Dios, guió al pueblo judío en la construcción del Santuario donde se revelaba la Presencia de lo Divino, en el Lugar Santísimo. Esta fue la primera etapa del cumplimiento del propósito de la Creación. Las etapas posteriores serían el primer, segundo y, finalmente, el tercer templo en Jerusalén.
EL ETERNO DESEA VIVIR EN LOS CORAZONES
El hecho de que la presencia de lo Divino habitaba en el Lugar Santísimo no era algo separado de las vidas de los judíos. Nuestra Parashá nos dice: "Construirán para mí un santuario, y viviré en ellos" (Éxodo 25: 8). Los Sabios nos dicen que esto significa: "Dentro de cada individuo". A través de la construcción del Santuario, Dios mora en el corazón de cada persona.

El Rebe de Lubavitch señala que las mujeres tuvieron una parte particularmente importante en la construcción del Santuario. Las mujeres se mostraron más entusiastas que los hombres al traer las donaciones de oro, plata, cobre, lana teñida, lino, piedras preciosas, etc., que eran necesarias. Utilizaron su arte en varias de las tareas de tejido. Además, a diferencia de los hombres, las mujeres se negaron por completo a tener algo que ver con la fabricación del Golden Calf (el pecado del becerro de oro). La fabricación de este ídolo y la odiosa forma en que se adoraba era todo lo contrario de todo lo expresado por el Santuario y la presencia de lo Divino.
LA MUJER Y LA SHEJINÁ EN EL HOGAR
En nuestro tiempo, la mujer también tiene el papel principal en la creación de otro tipo de Santuario: el hogar judío. Aquí, también, mora la presencia de Dios. Las enseñanzas de la Torá muestran la forma en que lo Divino puede estar presente en cada detalle de la vida humana, desde lo más público hasta lo más íntimo.

Este poder espiritual de la condición de la mujer puede relacionarse con la idea cabalística de que la mujer tiene afinidad con el séptimo atributo divino, la realeza, que significa finalización, logro y realización en el mundo real. Dicho en términos más directos, según lo expresado por el Rebe, hay una sensibilidad dada por el Dios en la mujer que reconoce lo positivo y lo sagrado, lo que uno debe esforzarse por apoyar; y esta cualidad especial también detecta lo que es profano y debe evitarse.

Por supuesto, esta sensibilidad debe ser alimentada: a través del estudio personal de la Torá y la observancia práctica de las mitzvot. A través de este hombre y mujer, junto con sus familias, revelarán la presencia de lo Divino en sus propios hogares, en sus alrededores y, en última instancia, de manera global. Habrá el tercer templo en Jerusalén, y el Shalóm (la paz) morará en los corazones de toda la humanidad.

Por Tali Loewenthal - Jabad 
Traducido y Adaptado Por
Enerio Yojanán Benorinu 

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