BLOG DE RAÍZ SEFARDÍ

HAFTARA VAYAKHEL PARA SHABAT SHEKALIM


ב"ה

Reinado de Yehoásh de Yehudá
BEN SHEVA SHANIM HAYA YEHOASH BE'MALKO
(2 Cr. 24.1-27)
בֶּן-שֶׁבַע שָׁנִים, יְהוֹאָשׁ בְּמָלְכוֹ

Según las Escrituras hebreas, después de la muerte de su padre, Ocozías, Yehoásh se salvó de los alborotos y matanza causada por su abuela Atalia, la madre de su padre, Ahazyah (Ocozías). Este descendiente de David se salvó de la matanza de los príncipes gracias a su la tía paterna, Yehosheba, que estaba casada con el Cohén Gadól (el sumo sacerdote levita), Yehoiada. Después de haberlo ocultado en el Templo por siete años, Yehoiada lo hizo coronar y lo ungió rey en un golpe de Estado contra Atalía su abuela, que había usurpado el Trono de David. Athaliah fue asesinada durante el golpe de estado.

Después de la coronación de Yehoásh, se renovó el pacto entre Eterno Dios, el rey y la nación. El culto tirio de Baal, que había sido introducido bajo Joram y fortalecido bajo Atalía, fue suprimido. Mataron, el sacerdote de Baal, éste fue asesinado cuando los altares de Baal fueron destruidos. Y así por primera vez en la historia de Judá, el Templo de Jerusalén y su sacerdocio levita alcanzaron importancia nacional.

El exterminio de los prícipes, descendientes varones del rey David se consideró una retribución divina por su responsabilidad en el exterminio de los cohaním, los sacerdotes levitas que mandó el rey Shaúl, por medio de Doeg el edomita que realizara esta tarea (comp. 1 Sam. 22:17–23). Yehoásh escapó de la muerte porque en el último caso sobrevivió un Cohén (sacerdote), Abiatar (Sanh. 95b). El escondite de Yehoásh era, según R. Eleazar, una de las cámaras detrás del Lugar Santísimo; según R. Samuel b. Naḥman, era una de las cámaras superiores del Templo (Cant. R. i. 66).

Aunque no es necesario ungir a un príncipe que es hijo de un rey, se hizo una excepción en el caso de Yehoásh, así como en el de Salomón y Yehoahaz (Yeoacaz), cuya sucesión fue impugnada. (Lev. R. x. 8) Se hace mención particular de la corona colocada sobre la cabeza de Yehoásh (2 Reyes 11:12), porque le cabía de manera perfecta sobre su cabeza, lo que significa que estaba calificado para reinar. (Ab.Zara 44a)

Yehoásh fue uno de los cuatro hombres que se hicieron pasar por dioses. Él se había dejado persuadir particularmente por los príncipes, quienes le dijeron. "Si no fueras un dios, no podrías haber salido vivo de tu escóndite en Lugar Santísimo del Beit HaMikdash" (Ex R. viii. 3). Fue asesinado por dos de sus sirvientes, uno de los cuales era hijo de una mujer amonita y el otro descendiente de una moabita (2 Crónicas 24:26); porque Dios dijo: "Que los descendientes de las dos familias ingratas castiguen al ingrato Yehoásh" (Yalk., Ex. 262). Moab y Amón fueron los dos descendientes del incesto de Lot con sus dos hijas, como se describe en Génesis 19:30–38.

LECTURA DE LA HAFTARA

12 Yehoásh tenía siete año cuando fue coronado rey de Judá. En el séptimo año de Yehú comenzó a reinar Yehoásh, y reinó cuarenta años en Jerusalén. El nombre de su madre era Tzibia, de Beersheba.  Y Yehoásh hizo lo recto ante los ojos del Eterno todo el tiempo que le dirigió el Cohén, el sacerdote Yehoyada.  Con todo eso, los lugares altos no se quitaron, porque el pueblo aún sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.

 Y Yehoásh les dijo a los Cohaním (los Sacerdotes Levitas): Todo el dinero consagrado que se suele traer a la casa del Eterno, el dinero del rescate de cada persona según está estipulado, y todo el dinero que cada uno de su propia voluntad trae a la casa del Eterno,  recíbanlo los Cohaním, cada uno de mano de sus familiares, y reparen los portillos del templo dondequiera que se hallen grietas.  Pero en el año veintitrés del rey Yehoásh aún no habían reparado los Cohaním las grietas del templo.  Llamó entonces el rey Yehoásh al sumo sacerdote Yehoyada y a los Cohaním, y les dijo: ¿Por qué no reparan ustedes las grietas del templo? Ahora, pues, no tomen más el dinero de sus familiares, sino que lo den para reparar las grietas del templo.  Y los Cohaním consintieron en no tomar más dinero del pueblo, ni tener el cargo de reparar las grietas del templo.

Mas el sumo sacerdote Yehoyada tomó un arca e hizo en la tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha así que se entra en el templo del Eterno; y los Cohaním que guardaban la puerta ponían allí todo el dinero que se traía a la casa del Eterno. Y cuando veían que había mucho dinero en el arca, venía el secretario del rey y el sumo sacerdote, y contaban el dinero que hallaban en el templo del Eterno, y lo guardaban.  Y daban el dinero suficiente a los que hacían la obra, y a los que tenían a su cargo la casa del Eterno; y ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban la casa del Eterno, 

(13) y a los albañiles y canteros; y en comprar la madera y piedra de cantería para reparar las grietas de la casa del Eterno, y en todo lo que se gastaba en la casa para repararla. 

Mas de aquel dinero que se traía a la casa del Eterno, no se hacían tazas de plata, ni despabiladeras, ni jofainas, ni trompetas; ni ningún otro utensilio de oro ni de plata se hacía paral templo del Eterno;  porque lo daban a los que hacían la obra, y con él reparaban la casa del Eterno.  Y no se tomaba cuenta a los hombres en cuyas manos el dinero era entregado, para que ellos lo diesen a los que hacían la obra; porque lo hacían ellos fielmente. 

(17) El dinero por el pecado, y el dinero por la culpa, no se llevaba a la casa del Eterno; porque era de los Cohaním.



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