CAPÍTULO 10
EL RASGO DE LA LIMPIEZA
LA IDEA detrás del rasgo de la Limpieza espiritual es que una persona debe de estar completamente limpia de todos los rasgos de carácteres malos o negativos que pertenecen a los pecados en la vida de alguien, no solamente los rasgos que son conocidos como tales, pero también aquellos que se racionalizan, que cuando los miramos con honestidad, nos damos cuenta que la única razón por la que los mantenemos es porque el corazón está aún parcialmente lleno de codicia. El corazón no está completamente libre de eso. Por lo que tendemos a ser más indulgentes con los estándares de la Torá.
Solamente aquella persona que está completamente libre de esta aflicción, limpio de todo residuo del mal que la codicia deja en ella, llega a poseer una visión clara y juicio verdadero, sin ser arrastrado por todos lados por las fuerzas de sus deseos, sino que reconocerá el mal y se apartará de todo pecado que haya cometido antes, aunque fueren de los más pequeños errores. Según nuestros sabios, de memoria bendita, refiriéndose a esos individuos que llegan a Limpiarse hasta no dejar ni las más mínimas arras del mal como “Aquellos hombres de mente pura de Jerusalem” en Sanhedrín 23a.
A continuación verás la diferencia entre el rasgo de carácter de la Vigilancia y el de la Limpieza (El Vigilante y el hombre Limpio). Aunque estos dos rasgos de carácteres se parecen, ellos se distinguen en que, el primero es una persona que vigila sus acciones para asegurarse de que no haye ningún pecado conocido en sus hechos, ningún mal que se conoce universalmente como pecado; Pero aún no tiene dominio propio para impedir que su corazón sea arrastrado por el poder de la codicia natural; por lo tanto, es llevada fácilmente a racionalizar a relación con las cosas cuyas maldad aún no es reconocida.
Por esa razón aunque el hombre hace esfuerzos para tomar dominio sobre su propio instinto al mal (también conocido como la mala inclinación) y poner sus deseos bajo su control, no lo puede hacer, por ese motivo no le será obvio y no quitará la codicia de su corazón. Lo único que podrá lograr es ganar pequeñas batallas al seguir la sabiduría, y la razón en lugar de su instinto al mal; pero seguirá gobernado por su naturaleza. La tiniebla y lo terrenal seguirá obrando para persuadirlo y seguir engañándolo.
Sin embargo cuando alguien se acostumbra a poner vigilancia sobre sus acciones hasta el punto de Limpiarse completamente de todo pecado o errores cuando le llegan a su conocimiento y se acostumbra a actuar con agilidad divina para atender el Servicio divino de su Creador, el se pone más fuerte y la fuerza de esa buena costumbre que desarrolla para actuar inmediatamente lo empodera y lo aleja de lo terrenal dirigiendo su mente a la espiritualidad perfecta. En este caso él alcanzará la Limpieza perfecta, que es un estado en el cual los deseos físicos se apagan de su corazón por medio de esa fuerza en su interior causada por el anhelo por complacer a su Dios. Entonces él tendrá una visión de la Limpieza y la claridad mencionada arriba.
Él ya no será engañado, ni será alcanzado por la tiniebla de lo terrenal, y sus acciones serán completamente Limpios. El Rey David tomó regocijo en ese rasgo de carácter y dijo en salmo 26:6 “Lavaré en la Limpieza de la inocencia mis manos, Y andaré alrededor de tu altar, oh Eterno:” De veras, el poder contemplar plenamente a Dios, nuestro Rey en su Divina Presencia, le pertenece sólo a aquel que está completamente limpio y libre de la fuerza de atracción que ejerce el pecado o la transgresión; Porque al que la falte esta Limpieza sólo estará avergonzado y humillado delante de Él.
Como lo dijo Ezra el escriba en el libro de Ezra 9:6 “.. Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro delante de ti: porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo.”
Sin lugar a duda, para alcanzar la perfección que hay en este rasgo de carácter hay que poner muchos esfuerzos; para apartarse de los pecados que ya son bien conocidos es mucho más fácil, ya que su maldad es bien aparente, pero el análisis que se requiere para alcanzar la Limpieza pertenece a lo más difícil, porque mencionado arriba su pecado y su mal está bien disimulado por la racionalización. Como lo dicen nuestros sabios, de memoria bendita en Avodá Zará 18a, “Los pecados que los hombres pisotean en el tiempo del Juicio”. Y fue también en relación a eso que está escrito en Bava Batrá 165a, “Casi todos sucumbieron al pecado del robo, una minoría sucumbieron a las relaciones ilícitas, y todos sucumbieron al pecado de hacerle mal a su prójimo y dañando su reputación (Lashón Ha’Ra & Motzi Shem Ra)”.
En el último pecado cayeron todos, por su naturaleza extremadamente súbtil, y por ser tan difícil de reconocer hace que todos sucumban en el.
Nuestros sabios de memoria bendita nos dicen en la introducción del Eijá Rabá 30, que el Rey David por medio de la vigilancia logró Limpiarse completamente, y fue por esta razón que pudo salir al combate con gran confianza, de que ganaría en sus guerras contra el enemigo, y lo vemos en Salmo 18:38 que le pedía a Dios con seguridad diciendo: “Déjame perseguir a mis enemigos, déjame alcanzarlos, qué no vuelva yo hasta acabarlos. Déjame herirlos, para que no puedan ya levantarse, y que caigan debajo de mis pies.”
Esto es algo que Yehoshafat, Asa y Hiszkiahu (Ezequías) no podían pedir, porque no alcanzaron tal nivel de Limpieza. Como el mismo David lo declara en Ibid 21, “Prémiame, o Dios según mi justicia, según la Limpieza de mis manos págame”. Y el Rey Dadid lo repite otra vez en Ibid 25, “Prémiame, o Dios según mi justicia, según la limpieza de mis manos delante de tus ojos”. Aquí David está hablando de la Limpieza de la cual hablamos antes. Y Él sigue diciendo en Ibid 30, “Pues contigo pondré bajo de mis pies a una tropa”. “Perseguiré a mis enemigos y los alcanzaré” (Ibid 38). Y de nuevo dice en Ibid 24:3, “¿Quién ascenderá al monte del Eterno”, y quién estará de pie en el lugar de su Santidad? El limpio de mano y Puro de corazón”.
De hecho este rasgo de carácter es muy difícil de adquirir, porque la naturaleza del hombre es débil. Su corazón se conquista fácil, y con eso él permite que ciertas cosas le lleguen usando esas oportunidad para su propio engaño
El que haya alcanzado el rasgo de la Limpieza, sin lugar duda, éste ha alcanzado un nivel extremadamente alto de alcance. Porque él logró enfrentar las poderosas fuerzas que peleaban contra él, y salió victorioso. Ahora lo que sigue son los detalles particulares dentro de este rasgo de carácter.
PRÓXIMO CAPÍTULO 11
CAPÍTULO ANTERIOR 9
No hay comentarios.:
Publicar un comentario